La emoción es la mejor respuesta que puede dar mi cuerpo en un momento dado a lo que esté viviendo. Pero, ¿respuesta a qué, a quién? Respuesta al contexto en el que estamos (un barrio oscuro en las afueras de una ciudad); respuesta a las personas que se encuentran en ese contexto (estoy presenciando un robo), y también podemos responder a cómo siento yo ese lugar y lo que está ocurriendo, es decir, interpreto cómo me hace sentir lo que estoy viviendo.
Por lo tanto, en una emoción intervienen: el contexto, la persona o personas con las que me relaciono en ese contexto y la manera como yo vivo lo que está sucediendo. Habrá personas que entren en pánico cuando se encuentran en un lugar oscuro, poco protegido y presencien un robo, mientras que otras lo vivan como una aventura e incluso se atrevan a grabar la escena para compartirla luego con los amigos.
En definitiva, toda emoción es una energía instintiva que surge ante algo que nos ocurre o ante la interpretación que hagamos de esa realidad.
Esa energía busca expresarse, y cuando lo hace, el cuerpo se descarga y regresa a su estado de relajación natural. Si la energía se reprime o se ignora, el organismo se mantiene en un estado de estrés que impide que pueda funcionar bien.
Toda emoción se manifiesta en tres niveles: a nivel corporal o fisiológico, si por ejemplo reacciono con miedo frente a la escena anterior, sentiré que respiro de manera entrecortada, que mis ojos se abren, las pupilas se dilatan y mi cuerpo tenderá a irse hacia atrás. Por otro lado, esa experiencia generará en mí un comportamiento, por ejemplo, asociaré los lugares oscuros o aislados con situaciones de peligro y, de manera inconsciente, evitaré en el futuro contextos similares. Y, finalmente, la vivencia y el comportamiento asociado a la misma han creado en mí una experiencia interna.
Seguiremos explorando las diferentes emociones y lo que nos aporta cada una de ellas. Porque lo que sí es cierto, es que las emociones son necesarias, son útiles, y cada una de ellas nos va a aportar una información importante. Pero para ello, tenemos que estar dispuestos a habitar esas emociones, dejar que nos atraviesen, y ser conscientes de eso que ocurre en nosotras con todo eso que sentimos, y por supuesto, lo que nos decimos a nosotras mismas o lo que no nos decimos. Porque las emociones también se pueden negar, ignorar o sustituir. Lo iremos viendo.
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